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En mi vida he aprendido muchas cosas sobre las peleas. Pero una de las más importantes no ocurre en un campo de deportes ni en una reunión. Ocurre en tu propia boca, todos los días. Me refiero a la lucha contra la placa dental. Este villano pegajoso e invisible siempre está intentando construir un hogar en tus dientes y encías. Si le dejas ganar, tendrás muchos problemas: caries, enfermedades de las encías y facturas del dentista que te costarán mucho dinero. Pero la buena noticia es que puedes ganar esta batalla. Esta guía es tu plan para ganar. Te voy a dar maneras sencillas, fuertes y fáciles de vencer la placa para siempre, mantener tu sonrisa bonita y tu boca sana.
Seamos claros. La placa no son sólo trozos de comida. Yo solía pensar eso. Pensaba que si movía agua en mi boca después de comer, estaba bien. Pero me equivocaba. La placa es un grupo de gérmenes vivos en crecimiento. Piensa en ella como una película pegajosa y transparente de bacterias que crece en tus dientes. Es una biopelícula. Es una palabra elegante para un montón de bichos diminutos que construyeron una casa viscosa para sí mismos.
Estas bacterias están siempre en tu boca. No puedes deshacerte de todas ellas. Pero cuando comes -especialmente alimentos azucarados o ricos en almidón como caramelos, refrescos, pan o pasta- estas bacterias tienen una gran comida. Se comen el azúcar y producen ácidos. Estos ácidos son los verdaderos malos de nuestra historia. Atacan el esmalte dental, la parte exterior dura y fuerte de los dientes. La placa es como una tienda de campaña que retiene estos ácidos justo en los dientes, donde pueden causar el mayor daño.
Imagina millones de pequeñas fábricas de ácido instalándose en tus dientes. Eso es la placa. Crece horas después de cepillarte los dientes. ¿Recuerdas esa sensación borrosa en los dientes cuando te despiertas? Sí, es una nueva capa de placa. Es una lucha que nunca se detiene, pero es una lucha que puedes ganar. Sólo necesitas la información y las herramientas adecuadas, de las que vamos a hablar.
Vale, la placa es una película de gérmenes. ¿Y qué? Un poco de pelusa nunca hace daño a nadie, ¿verdad? Pues no. No preocuparse por la placa es como no preocuparse por una pequeña gotera en el tejado. Primero, es solo un pequeño goteo. No es gran cosa. Pero si lo dejas, ese pequeño goteo se convertirá en un techo podrido, un suelo arruinado y una factura para arreglarlo que te hará llorar. La placa funciona igual. Empieza siendo pequeña, pero los problemas que causa crecen rápidamente.
En primer lugar, están las caries. A medida que los ácidos de la placa se comen el esmalte de tus dientes, hacen pequeños agujeros. Esos agujeros son las caries. Si alguna vez has tenido el dolor agudo y rápido de una caries, sabes que no es divertido. Significa un viaje al dentista para un empaste. Pero la cosa empeora. Si no se elimina la placa, se endurece y se convierte en algo llamado sarro o cálculo. El sarro es como el cemento. No te lo puedes quitar con un cepillo. Se acumula junto a las encías y deja aún más espacio para que se esconda la placa.
Esto nos lleva al siguiente gran problema: la enfermedad de las encías. La primera parte se llama gingivitis. Tus encías pueden enrojecerse, hincharse y sangrar cuando te cepillas los dientes. Esta es la alarma de tu cuerpo diciéndote que hay un problema. Si sigues sin hacer caso, la enfermedad puede ir a más y dañar el hueso que sujeta los dientes. Es la enfermedad de las encías, o periodontitis. Puede hacer que los dientes se aflojen, que duela masticar e incluso que pierdas piezas dentales. Además, la placa es una de las principales causas del mal aliento. No es sólo incómodo; es una señal de que tu boca no está sana.
Sí, realmente lo es. Tu cepillo de dientes es el principal soldado en tu lucha contra la placa. Es tu primera defensa, y cómo lo uses importa más que nada. Durante años, pensé que cepillarse más fuerte significaba limpiar mejor. Utilizaba un cepillo duro y me cepillaba los dientes como si estuviera limpiando una mancha del suelo. Finalmente, mi dentista me dijo que estaba equivocada. Me dijo que en realidad me estaba haciendo daño en las encías y no limpiaba bien.
El truco no está en ser brusco, sino en usarlo bien. En primer lugar, necesitas la herramienta adecuada. Utiliza siempre un cepillo de dientes con cerdas suaves. Las cerdas suaves se pueden doblar. Pueden limpiar suavemente bajo la línea de las encías, donde a la placa le encanta esconderse, sin irritarlas. Las cerdas duras no pueden entrar en esos pequeños rincones y pueden restregarte el esmalte y las encías. Tú decides si eliges un cepillo normal o uno eléctrico. Los cepillos eléctricos pueden facilitar la tarea a algunas personas, porque hacen el trabajo por ti, pero un cepillo normal es igual de bueno si lo usas bien.
Este es el plan: Cepíllate durante dos minutos enteros, dos veces al día. No te apresures. Dos minutos pueden parecer mucho tiempo, así que prueba a utilizar un temporizador en tu teléfono o un cepillo de dientes eléctrico que tenga uno. Sujeta el cepillo en un ángulo de 45 grados con respecto a las encías y realiza movimientos circulares cortos y suaves. Piensa que estás masajeando los dientes y las encías, no restregándolos. Asegúrate de cepillar todas las partes de cada diente: el exterior, el interior y las partes superiores con las que masticas. Este sencillo gesto de dos minutos, dos veces al día, es lo más poderoso que puedes hacer para detener la placa.
Voy a ser sincero. Durante mucho tiempo, me pasé el hilo dental de vez en cuando. Lo hacía durante unos días después de la limpieza del dentista, sintiéndome bien por ello, y luego dejaba de hacerlo. Me parecía un trabajo duro. Lo que no sabía es que al no usar hilo dental, sólo estaba limpiando la mitad de mis dientes. Mi dentista me contó una buena historia. Me dijo: "No usar hilo dental es como limpiar tu casa pero no sacar nunca la basura. Pronto olerá mal".
Piénsalo. Tu cepillo de dientes es estupendo, pero no llega a todos los sitios. Las cerdas no pueden limpiar los pequeños espacios entre los dientes ni meterse debajo de las encías. Estos lugares representan aproximadamente el 40% de la superficie de tus dientes. Cuando no usas hilo dental, dejas 40% de tus dientes cubiertos de placa. Esa placa se asienta allí, produciendo ácido, haciendo que tus encías duelan y causando problemas donde no puedes ver. Es la manera perfecta de tener caries entre los dientes y empezar la enfermedad de las encías.
La solución es sencilla: Usa el hilo dental una vez al día. No importa cuándo lo hagas -por la mañana, por la noche o después de comer-, sólo hazlo. Coge unos 45 cm de hilo dental y enrolla la mayor parte alrededor de un dedo corazón y un poco en el otro. Desliza suavemente el hilo entre los dientes. Dóblalo en forma de "C" junto a un diente y deslízalo hacia arriba y hacia abajo, pasando un poco por debajo de la línea de las encías. Luego, haz lo mismo con el otro diente en ese lugar. Utiliza un trozo de hilo limpio para cada diente. Puede que al principio te resulte extraño y que te sangren un poco las encías si no has utilizado el hilo dental durante un tiempo. No dejes que eso te detenga. Es sólo una señal de que tus encías necesitan que lo hagas. Sigue haciéndolo y, en una o dos semanas, el sangrado debería desaparecer y tus encías estarán más sanas.
Somos lo que comemos. Lo he oído un millón de veces, y es realmente cierto para la salud de tu boca. Puedes cepillarte los dientes y usar hilo dental perfectamente, pero si tu dieta siempre está dando de comer a los malos -las bacterias de la placa- estás librando una dura batalla. Los principales alimentos malos son los azúcares y los almidones. A las bacterias de la placa les encantan.
Cada vez que bebes un refresco azucarado, comes una galleta o un bocadillo de patatas fritas, no sólo te estás alimentando a ti, sino también a los miles de millones de bacterias que hay en tu boca. Se comen esos carbohidratos fáciles y enseguida empiezan a fabricar ácido. Es este ácido de siempre lo que daña el esmalte de tus dientes. No se trata sólo de cuánto azúcar comes, sino de cuántas veces lo comes. Picar dulces todo el día es mucho peor para los dientes que comer un postre con la comida, porque significa que los dientes están recibiendo ácido durante horas.
Entonces, ¿cuál es el plan para contraatacar? No se trata de dejar de comer todo lo que te gusta. Se trata de ser inteligente. Intenta comer menos tentempiés azucarados y ricos en almidón entre comidas. Si tomas un alimento dulce, tómalo con la comida. La boca escupe más durante la comida, lo que ayuda a eliminar los alimentos y a detener los ácidos. Bebe mucha agua durante todo el día. Es la mejor bebida para tu cuerpo y tus dientes. Y procura comer más alimentos "amigos de los dientes". Las frutas y verduras crujientes, como las manzanas y las zanahorias, pueden ayudar a fregar los dientes, mientras que los alimentos lácteos, como el queso y el yogur, pueden ayudar a fortalecerlos. Una dieta inteligente mata la placa y fortalece tus dientes.
Cepillarse los dientes y usar hilo dental es lo principal. Pero a veces, necesitas más ayuda. Hay otras herramientas que te pueden ayudar más en la lucha contra la placa. Piensa en ellas como tus herramientas secretas.
El primero es un enjuague bucal especial. Solía pensar que el enjuague bucal sólo servía para tener buen aliento. Para eso está muy bien, pero un enjuague bucal adecuado puede hacer mucho más. Busca un colutorio que diga que mata los gérmenes y ayuda a combatir la placa y la gingivitis. Enjuagarte durante 30 o 60 segundos después de cepillarte los dientes y usar hilo dental puede ayudarte a eliminar los restos de gérmenes y alimentos que hayas podido pasar por alto. Es como una limpieza final después del combate principal.
Otra herramienta estupenda, sobre todo si te resulta difícil utilizar el hilo dental normal, es el hilo dental de agua. Estas herramientas disparan un pequeño chorro de agua para eliminar la placa y la comida de entre los dientes y debajo de las encías. Al principio no estaba segura, pero cuando probé uno, me sorprendió lo que limpiaba, incluso después de pensar que me había cepillado bien los dientes y había usado el hilo dental. Y no te olvides de la lengua. La lengua también tiene muchas bacterias. Utilizar un raspador lingual todos los días puede eliminar muchos gérmenes de la placa y es de gran ayuda para acabar con el mal aliento. Si añades una o todas estas herramientas a tu rutina diaria, tu lucha contra la placa será mucho mejor.
Por muy buen luchador que seas, necesitas un jefe que te controle y un equipo que te ayude con los grandes problemas. Esos son tu dentista y tu higienista dental. Puedes hacer un gran trabajo en casa, pero no puedes hacerlo todo. Acudir al dentista con regularidad -normalmente cada seis meses- es algo que debes hacer para ganar la batalla a la placa.
¿Recuerdas eso que dije que se llamaba sarro? Una vez que la placa se endurece y se convierte en sarro, tu cepillo de dientes y tu hilo dental no sirven para nada. Es como intentar quitar el cemento de una roca. Tu higienista dental tiene unas herramientas especiales, llamadas escaladores, fabricadas para eliminar el sarro duro de los dientes y de debajo de las encías. Esta limpieza profesional es muy importante. Despeja la zona, eliminando las manchas de placa dura para que tu cepillado diario y el hilo dental puedan volver a funcionar bien.
Estas visitas también sirven para detectar problemas. Su dentista puede detectar problemas mucho antes que usted. Puede detectar los primeros signos de una caries, ver la enfermedad de las encías cuando acaba de empezar y detectar otros problemas. Detectar un problema cuando es pequeño siempre es mejor. Un pequeño empaste es mucho más fácil y cuesta menos que una endodoncia. Piensa en tu revisión semestral como un informe muy importante sobre la salud de tu boca. Te permite saber dónde estás fuerte y dónde podrías necesitar mejorar. No faltes a estas citas. Son tu ayuda más importante.
Incluso los mejores luchadores pierden a veces un combate. A veces, aunque nos esforcemos, la placa gana y hace una caries demasiado grande para un empaste normal. O puede que un empaste viejo se rompa y el diente se debilite. Cuando esto ocurre, necesitas un arreglo mejor, como una corona dental. Una corona es una funda especial que se coloca sobre todo el diente, dándole la forma, el tamaño, la resistencia y el aspecto adecuados.
Cuando necesitas una corona, tu dentista es como un capitán que pide ayuda especial. Toman medidas exactas de su diente y envían esa información a un laboratorio. Hoy en día, suele tratarse de un laboratorio de alta tecnología. laboratorio dental digital. Estos laboratorios utilizan ordenadores para diseñar y fabricar una corona que se adapte súper bien a tu diente. Es realmente asombroso. Pueden hacer coronas de material fuerte como la porcelana o zirconia que se ven igual que sus otros dientes.
El proceso es una prueba de cómo el dentista puede salvar un diente que antes podría haberse perdido. El dentista prepara el diente, toma una foto digital o un molde y el laboratorio empieza a trabajar. Llevarás una corona no permanente durante un tiempo y luego volverás para que te peguen la corona de verdad. Es una manera de ganar después de una pérdida, dando a un diente herido una segunda oportunidad de trabajar para usted durante muchos años. Es una razón de peso por la que luchar contra la placa cada día es tan importante, para no necesitar en absoluto estos arreglos mayores.
Esta es la pregunta que nadie quiere hacer, pero tenemos que hacerla. La respuesta es un serio sí. Si no se lucha contra la placa, el resultado final puede ser la pérdida de un diente. Es el triste final de una larga historia que podría detenerse. Ocurre cuando la enfermedad de las encías, provocada por la placa y el sarro, no se trata durante demasiado tiempo.
La enfermedad de las encías se extiende hacia abajo, destruyendo las piezas y el hueso que sujetan los dientes en la mandíbula. Los dientes pueden aflojarse, la enfermedad puede ser dolorosa y, pronto, puede caerse un diente o que tu dentista tenga que extraerlo. Perder un diente es algo más que un espacio en tu sonrisa. Puede afectar a tu forma de masticar bien los alimentos, hacer que otros dientes se muevan y cambiar cómo te sientes contigo mismo. Es lo peor que te puede pasar por dejar crecer la placa.
Pero aunque ocurra lo peor, los dentistas de hoy en día tienen una esperanza asombrosa. Si se pierde un diente, se puede sustituir. Una de las mejores formas es un implante dental. Un implante es un pequeño tornillo de titanio que es como una raíz dental falsa. Se coloca en el hueso maxilar, donde se une al hueso para formar una base fuerte y sólida. Un implante muy especial laboratorio dental de implantes luego hacer una corona personalizada que va en este tornillo. Lo que se obtiene es un nuevo diente que se ve, se siente y funciona igual que uno real. Es una manera maravillosa de recuperar la sonrisa y la masticación, pero es un viaje que todo comienza con la detención de la placa de llegar a ser tan malo.
Podrías pensar que la lucha contra la placa se detiene cuando te vas a dormir. En la mayoría de los casos, si te has cepillado los dientes y usado hilo dental, no pasa nada. Pero hay otro peligro silencioso que puede dañar tus dientes mientras duermes: el rechinar de dientes o bruxismo. Muchas personas aprietan o rechinan los dientes por la noche sin saberlo, a menudo debido al estrés o a una mala mordida. Esto puede causar un gran daño.
La fuerza gigantesca del rechinamiento puede desgastar tu esmalte, astillar o agrietar tus dientes y hacer que te duela la mandíbula. Esto hace que tus dientes sean más fáciles de atravesar por los ácidos. Un diente astillado tiene partes ásperas que atrapan más placa, y un esmalte débil es más fácil de atravesar por los ácidos. Así que, aunque rechinar los dientes no sea por la placa, facilita que ésta gane terreno. Es como dejar abiertas las puertas de tu castillo por la noche.
Si tu dentista cree que rechinas los dientes -puedes despertarte con dolor de mandíbula o de cabeza- tiene una solución sencilla y buena. Pueden hacerte un protector nocturno a medida. No se trata de una gran pieza de plástico que se adapta a todo el mundo y que se compra en una tienda. Tu dentista tomará un molde exacto de tus dientes y lo enviará a un taller especial. protector nocturno laboratorio dental. El laboratorio fabrica un protector fino, cómodo y resistente que se adapta perfectamente a tu boca. Te lo pones cuando duermes y coloca una capa suave entre los dientes superiores e inferiores, que absorbe la fuerza del rechinamiento. Es un simple escudo que protege tus dientes de sí mismos, asegurando que tu sonrisa se mantenga fuerte toda la noche.
Ganar la lucha contra la placa no es difícil. Sólo hace falta que lo hagas siempre. Recuerda estas reglas clave para mantener tu boca sana y tu sonrisa bonita: